Bogotá, 17 de septiembre de 2025.
En un movimiento sin precedentes y cargado de simbolismo, el gobierno de Colombia anunció hoy que “descertifica” a Estados Unidos por su “histórico, sistemático y desbordado consumo de cocaína, marihuana, heroína y fentanilo”. La medida, planteada como un gesto político y moral, busca visibilizar lo que en Bogotá llaman “la otra cara” de la crisis de las drogas.

El presidente colombiano declaró que, si Washington ha cuestionado durante décadas los esfuerzos de Bogotá en la lucha contra el narcotráfico, “es hora de que asuma su cuota de responsabilidad como el mayor consumidor del planeta”.

“La certificación no puede ser un camino de un solo sentido. Si nos piden resultados, también deben mostrar los suyos”, afirmó el mandatario en rueda de prensa.

Medida simbólica, pero con eco global

Aunque la “descertificación” carece de efectos legales sobre la relación bilateral, expertos coinciden en que el gesto lanza un mensaje potente sobre la corresponsabilidad internacional en el problema de las drogas. Colombia explicó que la resolución fue adoptada por unanimidad en un consejo extraordinario de ministros, tras analizar datos que muestran que el 80% de la cocaína incautada en el mundo tiene como destino final el mercado estadounidense.

“Durante años hemos puesto los muertos, el presupuesto y el tejido social en riesgo para atender una demanda que no es nuestra”, expresó la canciller.

Reacciones en Washington

Funcionarios estadounidenses calificaron la decisión de “teatral y contraproducente”, aunque admitieron que “el consumo interno es un desafío creciente”. Organizaciones civiles de ambos países celebraron el anuncio como un llamado a replantear la política antidrogas, pasando de la “guerra” al enfoque de salud pública.

Un espejo incómodo

La descertificación simbólica busca, según el gobierno colombiano, abrir un debate honesto: mientras se presiona a los países productores y de tránsito, los mercados de consumo siguen alimentando el negocio ilícito.

“Si queremos resultados reales, hay que mirar hacia adentro. La demanda es la raíz”, concluyó el ministro de Justicia.

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