Cartagena se viste de fiesta durante la Semana Santa con uno de sus eventos más emblemáticos: el Festival del Dulce Cartagenero, que destaca por sus tradicionales dulces típicos, muchos elaborados en formas creativas y con sabores autóctonos. Desde hace más de una década, el festival ha sido organizado por la Alcaldía de Cartagena y el Instituto de Patrimonio y Cultura (IPCC), con el propósito de preservar el patrimonio culinario inmaterial y poner en valor a las portadoras de la tradición gastronómica local.
En su más reciente edición, que corresponde a la XV versión del festival, se realizó una convocatoria para seleccionar a las matronas y matrones de la dulzura, entre el 24 de febrero y el 7 de marzo del año en curso. Estas personas, protagonistas principales del evento, son reconocidas por su conocimiento ancestral y su aporte a la identidad cartagenera. El festival se desarrolló en los espacios históricos de la ciudad —como la Plaza de los Coches— donde se dispusieron los puestos de venta con una variedad impresionante de dulces preparados con ingredientes como frutas tropicales, leche, panela, coco, manga, papaya y corozo.
La oferta gastronómica no solo deleitó el paladar, sino que también acogió actividades culturales complementarias: charlas sobre historia y técnicas de elaboración, juegos tradicionales, música en vivo y muestras artísticas, enriqueciendo la experiencia y la comprensión de la riqueza cultural que encierran estos sabores.
Además, el festival ha consolidado un enfoque claro de inclusión étnica y de género: en la versión de 2025, el 85% de quienes participaron—entre portadores, auxiliares y artistas—fueron mujeres cabeza de hogar; y se contó con una significativa presencia de comunidades afrodescendientes, palenqueras, raizales e indígenas. Este enfoque no solo reconoce su labor, sino que visibiliza el legado de estas voces en la identidad de Cartagena.
En términos económicos, el impacto ha sido notable. Más de 8.000 visitantes diarios disfrutaron del festival, lo que resultó en ventas que superaron los 1.600 millones de pesos, casi un 140 % más que el año anterior. Este monto representa un importante ingreso para cientos de familias que viven de esta tradición dulce.
En resumen, el Festival del Dulce Cartagenero no solo es una fiesta de sabores, sino un espacio de encuentro cultural, memoria histórica y reactivación económica, donde la tradición se comparte, se saborea y se vive con orgullo.